domingo, 6 de noviembre de 2011

UN CIUDADANO INDIGNADO

                                                     DIARIO DE ACTUALIDAD



6-Noviembre-2011.

Hola, hoy, aunque sabes que no me gusta, voy a contar un caso personal para que sirva de ejemplo a quien lo necesite.

Si tienes un problema en una tienda de ropa, o en un super, o una gasolinera, puedes presentar una reclamación en la O.C.U. (oficina del consumidor y usuario), la cual estudiará el asunto e intentará una conciliación. Pero si el problema lo tienes con un banco, no. Si tienes un problema con un banco tienes que recurrir al Banco de España, pero previamente debes plantearle el caso al “defensor del cliente del banco”, que es un abogado independiente al que paga el banco, y que hace de árbitro, su decisión debe ser acatada por el banco, y si el cliente no está de acuerdo, ya puede ir al Banco de España.

Una vez explicado el procedimiento, entremos en harina. Hace cuatro años que tengo un crédito con el banco Santander, y cuando te retrasas en el pago en unos días, te cobran 28 euros en concepto de gastos de reclamación. El mes de agosto, por otros asuntos que no vienen al caso, me retrasé unos diez días en pagar el recibo, y aunque fui yo quien avisó al banco de que no podría pagar hasta dentro de 10 días, pagué, también, los gastos de reclamación, que ascendieron a 28 euros.

Al mes siguiente, septiembre, me volvió a ocurrir lo mismo, y cuando pasaron los diez días y teniendo ya el dinero para pagar el recibo, llamé al banco, al director de la sucursal, y le pregunté cuanto debía para ir a hacer el ingreso. Mi sorpresa comenzó cuando me reclama casi 60 euros más, a sumar al recibo mensual, le pregunto que en concepto de qué me reclama esos 60 euros, y me dice que no sabe, que lo dice la maquinita. Aunque sea increíble, juro que fue la contestación que me dio el director de una sucursal del Santander, en Gijón.

Mi indignación no era descriptible, sólo le faltó decirme: “paga y calla de una vez, que molestas”. Así pues, cuando me re-hice de la sorpresa, y tras unas cuantas frases más, entre las que me acabó diciendo que ingresara lo que me diera la gana, volví a llamar para pedir la dirección del “defensor del cliente”, dirección, que por ley, deben tener a la vista de los clientes, y tampoco me la dieron. Me llamó a los cinco minutos un jefe de atención al cliente, ofreciéndome la dirección de “atención al cliente”, porque según él, era lo mismo. Acabé diciéndole que ya la había conseguido en internet, y que ya haría lo que creyera oportuno.

Resumiendo: El defensor del cliente me dio la razón, y obliga al banco a “retrocederme” todos los gastos de reclamación que yo hubiera pagado desde el inicio del crédito, unas 7 veces en total.

Todavía no terminó el asunto, ya que tras llamarme el director de la sucursal, intentó volver a engañarme diciendo que le había llegado orden de ingresarme 28 euros. Tras decirle que a mi también me había llegado, y que la orden era para todos los meses, no sólo para uno, terminó por reconocer que sí, que me ingresaba lo de los siete meses, pero sólo me ingresó los 28 euros que pretendía al comienzo de la conversación, por eso digo que no terminó. Ahora tendré que volver a llamar al director de la sucursal y hacerle saber que no soy gilipollas, y exigirle que pague lo que tiene que pagar, y si tengo que volver a recurrir al “defensor”, o al “sum sum corda”, lo haré, ya está bien.

Os cuento esto, porque si me devuelven ese dinero, no es por haber reclamado, ni menos aún por cortesía del banco, ni, seguro, por guapo. Si me devuelven la pasta, es porque lo que hacen es ilegal, y saben que si llego al Banco España, les obligarán a devolverlo, y además, seguro, tendrán una sanción. Por eso, mi indignación no tiene límite cuando leo la pasta que gana el Santander, ¿a cuantos más habrán robado, además de a mi, que no hayan reclamado? ¿cuanta pasta ingresará en esos conceptos, siendo ilegal? ¿qué control tiene el Banco España, en realidad, sobre los bancos?



                                                                                                 UN CIUDADANO INDIGNADO


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