01-Febrero-2012.
Hola,
cada día que pasa estoy más convencido de que en el tema de la
crisis tenemos lo que nos merecemos, ni más ni menos, sólo tenemos
lo que nos merecemos.
Hasta
hoy mismo pensaba que no podíamos hacer otra cosa, que el único
arma que tenemos a nuestro alcance son las elecciones y como éstas
son cada cuatro años...no teníamos otra solución que aguantarnos.
Pensaba que salir a la calle a protestar era imposible, porque reunir
a la población, sin que haya un organizador, o varios, era,
simplemente, imposible, y si hay un organizador claro, el
subconsciente de la mayoría pondría impedimentos de todo tipo (como
ocurrió, desde mi punto de vista, en los últimos días de acampada
del movimiento 15-M) para unirnos sin otro objetivo que exigir lo
que, objetivamente, es necesario, sin permitir lo fácil, que es
subir los impuestos y recortar avances sociales que nos costó mucho
tiempo, sudor y lágrimas conseguir, exigir algo parecido a lo que se
exigía en la calle durante los días que duró el movimiento 15-M en
su estado original y más puro. Todos los ciudadanos unidos, remando
en la misma dirección y exigiendo cambios de puro sentido común,
sin dejarnos influir por quien lo decía, o por qué partido político
militaba quien aportaba una idea.
Por
desgracia, la pureza del movimiento duró poco y se contaminó por
los partidos políticos, de todo tipo, que intentaban arrimar el
ascua a su sardina, desde entonces no conseguimos volver a nada
parecido, ni a lo del principio, ni a lo del final, y las cosas están
muchísimo peor que en aquellos días.
Pues
hoy, pude ver, todos pudimos ver, cómo los ciudadanos de Gijón se
reunían en Mareo (para que todos lo entendáis, “ciudad”
deportiva del Sporting), para protestar por la gestión del club. El
día anterior se había despedido al “mister”, Manolo Preciado, y
unido a la falta de fichajes, el último resultado, y la juerga
posterior a la derrota contra la Real, protagonizada por algunos
jugadores del equipo, colmaron el vaso de la paciencia y sin haberlo
organizado nadie, y sin tiempo casi (la destitución de Preciado se
produjo ayer por la tarde), se formó una protesta que hizo necesaria
la intervención de la policía y el follón que se organizó fue de
competición.
Por
eso mi indignación es superior a otros días, por ver cómo un
pueblo se levanta unido, sin un organizador claro, para protestar por
cómo se está llevando al club a segunda división y a su posible
desaparición. Sin embargo, una región con un paro galopante, donde
el paro juvenil debe ser superior al 50%, donde no se genera ningún
tipo de empleo, no se paga a proveedores ni funcionarios, no hay
presupuesto, y ahora, encima, no tiene gobierno por haberse disuelto
para convocar elecciones, no sale a la calle a protestar, no se hace
ni una pequeña manifestación por nada. Una región con una cantidad
de gente por debajo del umbral de la pobreza, la tira de familias con
todos sus miembros en paro, negocios cerrados y los que continúan
abiertos, vacíos, desde hace tiempo, y no salimos a protestar.
Lo
peor es, que sin desmerecer a otras regiones, Asturias, que siempre
fue revolucionaria al ciento por ciento, usando incluso la violencia,
ahora esté en una desidia política, una apatía, y una resignación
ante el desastre, de tal magnitud, que parecemos anestesiados, así
que me puedo imaginar qué ocurrirá en el resto de comunidades:
¡nada!
Por
eso, porque ante un problema en el fútbol, que ni nos da de comer,
ni nos da trabajo, ni tan siquiera nos da alegrías, nos
manifestamos, pero ante lo que tenemos encima, y lo que nos espera,
pasamos, por eso soy, y seguiré siendo, un ciudadano indignado, es
lo único que puedo hacer sólo y en casa: indignarme.
UN
CIUDADANO INDIGNADO
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